En virtud de la magnitud extraordinaria de las obras , sobre todo la del puente colgante, cuya costosisima construcción, de acuerdo con las recomendaciones técnicas de la firma Berger-Codisa, no estaba al alcance del presupuesto nacional, se hacia imprescindible la consecución de empréstitos para la realización de la obra y a la vez contratar los servicios de empresas especializadas y con probada experiencia en el diseño y construcción de puentes de esa naturaleza, que no se asemejen, por su magnitud, extensión, capacidad, resistencia y otras particularidades a los puentes comunes. Y es que como lo señala MANUEL MATUS BENAVENTE: “La satisfacción de este amplio y complejo sistema de necesidades públicas obliga al Estado a comprometerse en una empresa de creciente actividad, en cuya satisfacción empeña sus fuerzas morales , pero que lo obligan, también, a exigencias de mayores recursos públicos con que hacer frente a los gastos que estas actividades representan. El Estado debe buscar los recursos materiales con que atenderlas y es es ta actividad, en toda su trascendente complejidad, la que origina su actividad financiera” . (MATUS BENAVENTE, Manuel: Finanzas Públicas, Facultad de Dertecho de la Universidad de Chile, Colección de Estudios J uridicos y Sociales N.° 24, Editorial Jurídica de Chile, página 93).
Sentencia de 20 de junio de 1991. Caso: Carlos Augusto Morales Guevara c/ Consejo de Gabinete. Registro Judicial, junio de 1991, p. 40.